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La ruptura de Lila

2 febrero, 2020

Lo que me temía. Salva ya es historia… No forma parte de mi vida. Cuando viajé a Alemania para celebrar nuestro segundo año juntos les dije que estaba convencida de que íbamos a discutir…. Y así fue.

Lo que pasa es que cada uno nos empecinamos en nuestras razones y nadie estuvo dispuesto a ceder un pelo.

Y así estamos. Separados por dos mil kilómetros de distancia  y muy probablemente sin posibilidad de arreglo.

Salva quiere quedarse más tiempo en Alemania, como yo vaticiné… Ya han comenzado a tantearle  porque están muy contentos con los resultados de su trabajo… Yo no quiero vivir en Alemania, ni siquiera por un par de años. Y tampoco estoy dispuesta a casarme aún…

Acabo de cumplir veinticinco años y no estoy loca por asistir a mi boda, la verdad.

Nadie me entiende. Ni siquiera mis amigas. Ellas me dicen que Salva es un partidazo… Que lo tiene todo. Me quiere un montón. Es serio y responsable en su trabajo. Tiene un trabajo estupendo y me puede ofrecer un futuro maravilloso… ¿Cuál es el problema?

Yo creo que  ninguna se ha preguntado que es lo que quiero yo… Parece mentira que sean mis amigas y que no me conozcan… Quiero vivir mi propia vida, no vivir a través de otro. Quiero sentirme satisfecha de mi aportación al mundo en forma directa… No es que no quiera a Salva, o que esté dispuesta a no tener hijos para realizarme como trabajadora ejemplar o pieza fundamental del avance de la sociedad… Es que yo creo que hay tiempo para todo…

A mí me gusta hacer las cosas bien y antes de dedicarme en exclusiva a la felicidad de Salva y a la crianza y educación de nuestros futuros hijos, quiero disfrutar de una cierta independencia para mi desarrollo personal. Quiero tener claro de lo que es capaz Lila, o sea yo, y de lo que puedo aportar a la sociedad de forma directa…

Y todo eso, si me voy a Alemania con Salva mientras se afianza en su Compañía, se tiene que ir al garete, sí o sí, ya que allí, al menos en principio y nadie sabe por cuánto tiempo, yo sólo sería la pareja de Salva…

Sé que muchas mujeres matarían por ese estatus… Pero que cosas, yo no.

Tengo un miedo pavoroso. No lo reconoceré nunca en voz alta, pero a ustedes se lo puedo contar. ¿Me estaré equivocando? ¿Estoy dejando marchar al hombre de mi vida?  ¿Me quedaré sola para siempre?

A veces, todos, tenemos la sensación de estar cambiando el rumbo de nuestra vida, sólo por hacer lo correcto…Pero cuando para hacerlo tenemos que sortear las presiones de nuestro entorno, además de las lógicas dudas internas, el camino se hace doblemente duro.

Mi madre, que fue la única a quién le pedí opinión, todos los demás me la brindaron sin petición expresa por mi parte (hay que ver lo que le gusta a la gente meterse en dónde no le llaman), me dijo tras nuestra conversación y mi manifestación de que me diera su parecer:  Lila, estoy francamente orgullosa de ti. Yo sólo quiero tu felicidad. Es una decisión muy importante y sólo tú puedes tomarla. No te dejes influir por nadie. Ni siquiera por los que te queremos. Eres tu quien va a vivir con lo que decidas… Si decides con honestidad y primando lo que tu corazón te aconseje, no te equivocaras nunca… Tenlo en cuenta siempre que en tu vida te enfrentes a un dilema… Y recuerda siempre, y esto es muy importante, que yo te voy a respaldar SIEMPRE, decidas lo que decidas.

Y aquí estoy. Sola por ahora. Lejos de Salva y con el apoyo de algunos y la incomprensión de más…

La vida continúa y hay que configurar nuestro camino día a día… Espero que ustedes sean de los que apoyan mi criterio… Solo la vida tiene la última palabra y será quien me demostrará si estuve “fina” o no con mi decisión…

 

(La ilustración utilizada pertenece a licparvularia.blogspot.com)

From → Literatura

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